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lunes, 12 de mayo de 2008

GOLOSO: PASTEL DE CHOCOLATE Y FRESAS



La ética no es ética si no se acompaña de compromiso. ¿ Es eso así tal como se expresa? La conversación sobre lo que se juega uno en su quehacer diario pasa por algo así como el silencio de ciertos momentos que nos comprometen a todos y en especial a uno mismo. El cine nos repite estos momentos a menudo. En "te doy mis ojos" Pilar explica a través de sus silencios su terrible soledad. Su narración expresada en sus comentarios artísticos de Tiziano, Degas, Rubens, produce al espectador una complicidad inexpresable. ¿ Qué me cuenta con su mirada?

Sin embargo el cine espera que se nos acabe su historia con un acompañamiento moral. Por eso el cine se nos llena de moralina para construir así una sociedad de codigos, de leyes, de reglas frente a todo aquello que debemos pensar, esperar, saber.. La ética para mi que es otra cosa diferente. No se trata de dar lecciones, ni de acompañamientos literarios que se desprenden de todo lo que deseamos sin saberlo. En "Como agua para chocolate" Tita amasa el pan, rehoga las verduras y nos envuelve en pasteles dulces, amargos, tristes y sinceros. Su amor por el doctor seduce en la mirada del espectador. No hay más. Sólo tiempo narrado, sólo tiempo. La ética así se dibuja sin más. Otra escena que ejemplifica ese entresijo gatronómico la podemos encontrar en "el festín de Babette" donde se inagura con la estética de los sentidos una aproximación a la verdad. Babette no miente sólo se expresa. Deja que todo se piense lentamente para que no tomemos partido por nada ni por nadie. Estética y existencia... Hedonismo y ética. Placer y calidad relacional entre miradas y mirones, entre posturas y silencios. Nada más.

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