Robarnos las palabras es convertir lo que nos dicen en vacíos, en absurdidades, en falsedades o en simples instantes para usar y tirar. El lenguaje nos compromete políticamente con nosotros , en el caso por ejemplo de la violencia sistémica contra el cuerpo de la mujer muchas veces convertimos las palabras en prejuicios al servició de un patriarcado inconsciente con lo que vive y hace. Ese deseo del cuerpo del otro se ejerce como una arma de poder que rompe y maltrata con toda la contundencia la buena intención de quienes piensan y están convencidos que son ejemplares de hombres tolerantes y feministas. En el lenguaje hay ética y hay política porque establece una determinada relación con los demás a partir de lo que hemos vivido , sentido , interiorizado, experimentado o leído. En ese significado de las palabras que nos representan la realidad lo universal y absoluto acaba siendo malsano . En este sentido hablar de valores en el fondo es atribuir a palabras vacías insustanciales como estamos viendo, sin garantía alguna de nada . A diferencia lo concreto dentro de un contexto deja de permitir banalizar absolutamente todo .
Para seguir el hilo pensemos en esta relación que de manera forzada se establece entre capitalismo y nazismo. En estos tiempos cuando la verdad no forma parte de contenido alguno , lo opinable parece responder a populismos acríticos y sin reflexión alguna. Antoine Compagnon ."El demonio de la teoría" (literatura y sentido común) nos podría sugerir algunas ideas. Si pensamos en lo que hablamos , en aquello que decimos seguramente descubriremos la retórica a menudo que sostenemos vacía. "En filosofía nos pasa mucho esto que venimos diciendo. Libros , conferencias, clases, muchas veces incorporan un discurso nada narrativo sino todo lo contario. Repetir los autores como Sócrates, Platón, Aristóteles, Epicuro, Séneca, Descartes, Kant, Hume, Mill , Nietzsche, Hegel, Adorno, ... como si se tratara de mantras bien dispuestos al uso del dogmatismo ajeno al pensar , convierte cualquier idea en un eslogan de mercado.
Valéry y su poética en Francia buscaba ese lenguaje no instrumental de una deconstrucción. En esa identificación de los signos para que se de cierta comprensión lectora , la lengua y el contexto del autor no sólo és necesaria sino resulta indispensable para no forzar las palabras . Esa manera de entender el texto incluirá o no el propio autor y precisamente esto convierte el texto en algo cercano o ajeno al lector mismo. Si el lector aprende en la lectura se produce una descomposición del texto como en el caso de Marta Sanz y su obra "pequeñas mujeres rojas" , el sentido de esta manera convierte al lector en un espeólogo del significado . En esa lectura el buceo del lector implica un ejercicio de sumergirse en el mundo que literariamente está creando y que señala el sentido de lo que se dice y como se dice-
Podríamos decir que en esa relación se gana o se pierde la capacidad de comunicarnos y de pensarnos con la literatura. Del "Menchs" al " Ündermenchs" como si cuando leemos lo escrito por el autor estamos haciendo un ejercicio de recuerdo que nos permite volver a pasar la experiencia por el corazón. De ahí que cuando escribimos para ser leídos o para leernos , eso que estamos haciendo , nos permita encontrarnos con lo que vivimos desde ese órgano de la memoria. La importancia del sujeto que escribe, que habla, que comunica implica que el lector no puede olvidar que significado y significante no deberían confundirse como dirá Compagnon . El sentido es como un motor que nos acerca a la intención del autor, es la idea que regula , la pretensión del autor en la obra , lo que nos quiere decir. Por eso la subjetividad del autor implica al lector. La significación es el impacto que tiene la obra en nosotros, lo que nos alcanza el texto porque lo hemos vivido o leído, eso que nos hace despertarnos cuando leemos.
Por eso el verdadero diálogo no puede falsificar las palabras haciendo que el texto no alcance al lector porque como hace la filosofía no existe. Platón escribe para , Descartes escribe para, Kant escribe para .El texto tiene un contexto y esto precisamente adquiere una determinada posición , un significado ético y relacional con lo que el autor escribe. De lo contrario hablar por hablar no tiene sentido alguno. Cuando decimos " te quiero" lo convertimos en un sentido frente a quien y en el como lo estamos diciendo , y el qué estamos diciendo , o porqué lo estamos diciendo , no da igual la frase aislada de todo. Hacer justicia al texto es que se haga entender , que adquiera una determinada postura para que sea entendido , y no como lo que pasa a menudo contrariamente.
Hoy la voluntad de silenciar las palabras desvirtuará el contenido . Por ejemplo creer que los testimonios de muchos supervivientes de los campos nazis son héroes por su capacidad de ser fuertes y valientes para sobrevivir la adversidad , convierte la experiencia en algo vacío de significado . Esto quiere decir que el superviviente forma parte de un significado propio y no ajeno , no puede ser secuestrado por quienes le hacen hablar como Adorno, Frankl,Levi.... incluso como testimonios de la propia experiencia . En esa separación del contexto la verdad se encuentra en juego y si lo hacemos ponemos en riesgo la pérdida del sentido y del significado del propio lenguaje.