Cuando leemos una de sus novelas "Madame Bovary" nos encontramos con un personaje como Emma insatisfecha con su vida y su estatus social . Idea que a mucha gente le sucede , eso de no sentirse a gusto donde hemos nacido y lo que deseamos ser. ¿Acaso somos dueños de nuestro destino? Si el entorno nos enmarca y condiciona no podemos satisfacer nuestros deseos aunque tengamos derecho. El tener acceso a vidas posibles e imaginables indica que trazarnos nuestro destino está lleno de adversidades. Emma es infiel en una moralidad tóxica a propósito de las lecturas románticas que ha leído a lo largo de su vida. Ese romanticismo precisamente idealiza el deseo y lo convierte en un pecado capital . Como en el libro de Cervantes , "El Quijote" la lectura de libros de caballerías puede llevar a la locura y a perder la cabeza . En el caso de Madame Bovary será la vida con su suicidio . Pero en lugar de convertirse en una heroína acaba sucediendo todo lo contrario , su desdicha aumenta hasta llevarla a desear no vivir más en esta vida insulsa. Claro lo que sucede en el fondo es enamorarse de las ideas del amor , de la construcción de su deseo de ser quien no es. Un poco pasará también con la novela de Cyrano de Bergerac , donde el protagonista intenta superar su situación para encontrarse con su bella amada. Pero el quedarse atrapado en sus sentimientos y en esa realidad mediocre y insulsa obliga a mentirnos constantemente sobre lo que somos y queremos ser.