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jueves, 6 de septiembre de 2007

Las normas y la relación con la vida.

Me sorprende cada vez más que estemos normativizando todo, absolutamente todo. Parece que cuando las cosas no nos funcionan, cuando nos exceden o nos perjudican, basta con regularizar aquellos espacios desorganizados, ordenar normativamente nuestros tiempos vitales. Se trata de introducir en nuestras vidas personales y colectivas lo que el derecho romano antaño supo prescribir muy bien. Las leyes no dejan de ser una forma social que permite el ejercicio de los derechos individuales y sociales , así como ofrece y garantiza los deberes para cualquier individuo. Sin embargo ya en el siglo IV a .c los griegos polemizaron entorno a la idea de ley. ¿De qué ley hablamos? ¿ La ley natural producto del sentido común, del buen corazón de los hombres o de la ley de la ciudad creada en función de las modas cívicas, de los contextos circunstanciales ? Antígona nos podría dar la respuesta.
Hoy la regularización para disminuir el número de accidentes de coches con el famoso carnet por puntos da ejemplos de lo que intento explicar. Durante cierto tiempo los mensajes para promover una educación vial no parecía que impactasen suficientemente en la sociedad. En apariencia parecía que no eran algunas veces lo suficientemente contundentes para disminuir el número de siniestros. La opción alternativa ha sido el incremento de medidas de carácter punitivo como el carnet que han de ser disuasorias para la mayoria de los conductores alocados, o de los conductores inconcientes. Numerosos paneles luminosos por autopistas y carreteras lanzan consejos y nos invaden con cifras de muertos o accidentados. Pero sólo parece que este tipo de pautas sociales que en un primer momento pueden presentarse como ventajosas y útiles a largo plazo se olvidan facilmente. Incluso permiten que se intercambien penas por dinero, acciones incívicas por cursillos acelerados de buen conductor. Paso algo parecido en otros campos y espacios como la famosa ley de regularización cívica de algunas ciudades para gestionar y establecer normas sociales que penalizen los meones, las prostitutas callejeras o los lateros immigrantes. Etc etc se trata pués de poner normas, limitar, definir, pautar, ... así parece que nuestras vidas se vivan mejor. Con las normas se nos acaba garantizando seguridad, paz, bienestar. El famoso Leviathan de Thomas Hobbes cada vez está más presente entre nosotros. El terrorismo, la delincuencia, la immigración, la conflictividad social, etc son los enemigos a batir y las normas pueden ofrecernos mejor vida en aeropuertos, estaciones de tren, carreteras, ciudades, escuelas, barrios, hogares. Sin normas no somos nada ni vamos a ninguna parte. Son nuestra brújula personal, nuestra orientación necesaria para no caer en el caos absoluto. Hasta nos parece todo lo que estoy diciendo maravilloso y perfecto. Sin embargo un observador atento seguramente se dará cuenta que estamos perdiendo nuestra poca libertad como auténticos ciudadanos libres con voz y voto y nos estamos convirtiendo en ciudadanos adocenados , adoctrinados, sometidos a las grandes tiranias de nuestro siglo. Las normas no deberían servir para que hagamos de nuestras vidas un coto cerrado y privado como buenos súbditos del miedo y el terror.

1 comentario:

Muriel dijo...

Por mi trabajo, lo normativo es una parte de lo cotidiano. Son las normas las que hacen que los chicos tengan un tiempo de ocio, un tiempo para cenar, un tiempo para estudiar. La norma dice cuando deben acostarse, cuando levantarse, cuando ver a sus padres, casí cuando reir y cuando llorar. Me gustaría no tener que recurrir a la norma para solucionar un conflicto, yo, doña post-grado en mediación. Pero si hasta el mediar, el resolver conflictos no es más que un cúmulo de normas y de rotulos que alguien se ha inventado. Dónde queda el sentido común, el respeto...? Norma como límite y como acogida. Norma marcando el tiempo, un tiempo que pasamos de contar de años a segundos, pq nos lo marca el reloj (otra norma?). Son los "hombres grises" las normas?. Llamaremos a Momo para preguntarle.

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