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domingo, 16 de septiembre de 2007

Receta para un desahogo.1ª parte.




Todo aquello que nos molesta o estorba acaba con nosotros. Como la paciencia o la austeridad. Repetir constantemente aquello que nuestra conciencia nos produce puede que nos sea un problema. Pero si ponemos una pizca de ilusión bien finita a "lo juliana" y a fuego lento cocinamos con el corazón que tenemos y algunas lágrimas de ese desconsuelo que un día perdimos puede que empecemos por conseguir un buen estofado. Nos faltará evidentemente el producto principal , lo que da sustancia, lo que resulta la esencia básica de nuestro cocido o estofado, la matéria primera. Sigamos pués añadiendo los condimentos con ternura y esmero lentamente y sin prisa como si tuviesemos todo el tiempo del mundo pero lejos de virtudes teologales y así podremos conseguir una cierta ligereza que dará cierta dosis de felicidad a nuestra comida. Y si la suerte nos sonrie y la esperanza nos confirma nuestra creencia en el arte culinario podremos alcanzar el cenit de la accidentalidad en nuestra comida. Hacer del accidente una razón para seguir probando, a través de los sentidos, cada novedad irresistible y cada instante por distante que nos parezca. A lo lejos la sustancia dejará de ocupar ese espacio que alimentaba nuestro ser porque está demasiado idealizada y ya no nos interesa. Nicolas de Staël entendía así que del arte del accidente podemos hacer motivo de producción artística. La cocina gana y ellos pierden. Dejamos ya de tener un problema y nos hemos desahogado una vez más consiguiendo que el placer sea la razón de nuestra existencia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguiré aquesta recepta...
A veure si així millora tot una mica.
Gràcies.

Judith Moré
www.judithmore.blogspot.com

Muriel dijo...

Fantástico!!! Con lo que llega a gustarme la cocina! Siempre he pensado en lo mucho que se asemeja una cocina, el guiso, a la vida misma, y ahí está, plasmado en tu blog. "El secreto está en hacerlo con mucho amor".

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