En las fábricas los trabajadores entran identificados con un distintivo: visitante, promotor, inspector, .En los centros educativos ahora se entra con identificadores como estos. De forma visible cada persona lleva pegado a su ropa un distintivo que lo reconoce.
Las quejas de las familias han empezado a demandar al profesorado más inexperto o más cuestionado por los alumnos y alumnas. La inspección ha sometido a observación mediante control de aula como mecanismo para valorar la capacidad y competencia educativa del profesorado.
Se ha establecido en las comisiones de convivencia cada vez más un control sobre todo : asistencia, retardos, disrupción en el aula, Los equipos han establecido un control de pasillo para los grupos más problemáticos.
Se llama control y consiste en no dejar posibilidades de autonomía de las personas para no generar conflictividad alguna.
El profesorado ha de recuperar las horas cuando acompaña a un familiar al médico con otra hora dedicada al centro o se le puede descontar económicamente.
Las quejas de alumnos dejan de poderse vehicular con sus representantes en los consejos escolares. Se incrementan los casos diagnosticados con trastornos de aprendizaje y se establecen protocolos de medicamentalización.
La escuela se convierte en una fábrica gestionada por empresarios al servio de la productividad social.
Los constantes correos más allá de los días laborales llegan a todas horas al profesorado para anunciar un cambio de guardia de patio, un claustro informativo , una situación de alerta por no cumplir la normativa establecida por el centro .
Los criterios para programar, para evaluar las competencias son funcionales , se dirigen a un protocolo que se presente administrativamente la formalidad de los condicionantes.
El diálogo ha desaparecido . Queda la sonrisa en el aula con los alumnos, las emociones cuando te explican su día triste, su mal humor, su situación en casa de abandono, su angustia, su pereza, su desidia , su malestar, ...
El perro que no tengo no pasea por el instituto físicamente pero podría hacerlo virtualmente. Las aulas llenas de papeles y trozos de pan por el suelo parece que no se limpian todos los días no hay suficiente personal. El perro virtual lo podríamos llamar Mundo . Este mundo vive en una fábrica de trabajo permanente , de gestión , de pasillos vacíos de almas y llenos de cuerpos como zombies que se agreden , se dan golpes sin pedir perdón. Hay una agresividad en el ambiente, Mundo de siente alejado de todo eso pero como cada día y noche vigila atentamente lo que pasa en ese lugar de tres plantas con poca luz y lleno de taquillas para guardar los enseres que recogen y desrecogen entre horas y horas de trabajo y producción.
Mundo vive encerrado en esta fábrica desde que nació. No tiene más que el silencio y la oscuridad como amigos y amigas. Pero sabe encontrar entre los lugares más inhóspitos cosas y objetos que le hacen entretenerse. Sea un libro que lleva por título "La metamorfosis" de un tal Kafka o sea un dvd que ha quedado abandonado dentro de un armario de alguien que hace veinte años lo compro y que lleva el título de "Blade Runner". Hoy Mundo verá con ilusión un clásico de la ciencia fícción.
Por la noche Mundo se recorre arriba y abajo todo los lugares , a veces incluso sale al inmenso jardín que debe vigilar . Porque eso sí su función no es otra que vigilar como perro. Cínico como es se permite divagar con las estrellas cuando el cielo está despejado en una noche clara y tranquila , jugar entre los árboles , los plataneros, los cipreses, los arces, ... Un día vio incluso una ardilla que se atrevía a mordisquear un trozo de pan dejado del almerzo de la mañana.
Mundo sabe que vive en un mundo deshumanizado , pero eso le hace ser feliz con su actitud escéptica y cínica porque sabe que eso no es una escuela sólo una fábrica como tantas otras que hay en otros lugares que se imagina cuando se pone a pensar.
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