El cuerpo vive y muere desde que existe. La guerra con ese cuerpo que tenemos nos advierte, nos engaña, nos retiene, nos ocupa, nos preocupa. ¿por qué será ? enfermamos, nos hacemos viejos con el cuerpo, nos duele... Nuestra piel tiene una voz que permite susurrarla para convertirla en almacén de recuerdos, memoria.
Las vísceras, huesos, cartílagos, pulsaciones, secreciones, jugos, sudores, líquidos, nos remiten de forma constante a ese cuerpo que pretende ser de uno sin serlo. Como recipiente nos permite un debate para buscar como curarnos de tanta corporeidad , tanta búsqueda de emociones, sensaciones, pasiones que dirijan hacia el cuerpo cierta fuerza vital , energía , categoría que permita sentirnos con una apariencia que nos permite decir. Cultivamos el cuerpo como si se tratará de una flor que se enseña, muestra a uno mismo para descubrir algo de lo que somos ahora, presentes.
El cuerpo camina , respira, baila, bebe, come, imagina, sonríe, grita, se enamora, se desamora, desfallece, cae, se levanta, corre, danza, medita, piensa, . exhala por eso hay una idolatría al cuerpo como si pudiéramos mantener sus fragmentos unidos. Instantes que nos someten a un cuerpo caído, rasgado, solitario, vacío, ajeno, obtuso, inerte, desmayado, alienado, lejano, desertor, abandonado.. Porque el cuerpo nos abandona, nos pierde, nos despide, así como nosotros somos incapaces de despedirnos de este. ¿Hay un cansancio de el cuerpo consigo mismo?
Me dí media vuelta para dejar el cuerpo en esa cuneta el día que deje de creer en él. Ahora sin cuerpo mio he dejado de darme cuenta de todo aquello que un día al tener cuerpo pude ser y no fui. Nietzsche quiso renunciar a este cuerpo y perderse en el bosque del olvido sin conseguirlo porque estamos los otros. Unos otros y otras que preferimos perdernos en los valles y senderos de nuestra existencia.
Y si la soledad dejara de soler por no tener cuerpo alguno y adormecernos en las extremdades de nuestro ser. Nunca me ha gustado mi cuerpo lleno de agujeros de pequeños estomas oe impaciencia miedosos y cabizbajos con la mirada de los otros.
"Escribir tan solos" de Carlos Skliar recorre a escritores como Rimbaud, Juarroz, Herzog, Nooteboom, Duras, Klima, Hrabal, Pessoa, Pavese, Cortazar, Bolaño, Pamuk, Pizarnik, Blanchot, Nietzsche, Deleuze, Montaigne, Marai, Zweig, Youcenar, Proust, ....y muchos otros para recorrer la soledad.
No se trata de lo solitario sino de la soledad de la escritura con la escritura, para la escritura, a pesar de la escritura... Esa experiencia de encontrarse con la soledad para ir hacía ella, para someterse a ella permite como el propio autor sostiene " Habitar el refugio de si mismo , decidir por uno mismo la dieta espiritual " ..(Strindberg) .
Por eso el cuerpo y la soledad requieren una cierta distancia , como venimos diciendo el acantilado permite adquirir precisamente en ambos la garantía de autenticidad. Esa enfermedad que tenemos con la soledad nos despierta. El cuerpo participa de esta estrategia con el tiempo mismo , o sin el tiempo mismo , ...¿Acaso Sócrates no despreciaba su cuerpo por encima de sus ideas ? Aprendernos de nosotros mismos con algo más que un cuerpo con algo más que un espacio como la soledad , un estado ... Heridos acompañamos nuestra vida con ese cuerpo abarrotado de nostalgia por ser otro diferente. Pero en el sótano sólo escondemos la soledad del espejo , de lo que somos, pensamos, vivimos, recordamos, sentimos.
La soledad configura el desarreglo de los sentidos, porque la soledad está sola. "El cuerpo no es nuestro jamás así como siempre somos alguien que nos piensa..." dirá el autor. El yo es otro diferente nunca igual a lo que piensa uno o una , a si mismo , imposible realmente como yo.
En el naufragio de lo que somos estamos sin destino alguno enfrentados a la soledad misma de cuanto vivimos , sentimos y queremos. En la isla de los cuerpos que nos permiten salvarnos para no ir a la deriva nos desconocemos. "Nietzsche decía que no había ninguna plenitud" , reconciliación, posibilidad, salida, paz, .. ¿QUé somos pues?
Una impermanencia de brazos, piernas, de gestos, de palabras, de adioses, de buenos días, de miradas perdidas. El silencio nos oculta de un mundo inhóspito , insípido, incoloro, insulso, insustancial, irremediable. La metamorfosis de Kafka , un simple ser anónimo.
En el instante nada ha dejado que nos asombre verdaderamente, nada. El simple relato que somos es incapaz de explicar la duración de un cierto momento . Por eso la soledad nos piensa y nos olvida casi siempre en casi casi todos los presentes.
Hay demasiados cuerpos encogidos , acostumbrados a zozobrar por los mares tempestuosos navegando a la deriva. Hay el dolor de la soledad ganada , de la soledad encontrada , de la amarga noche de la luna de sangre, del tiempo que no conversamos .
Ahogados en esa muerte sostenida en la soberbia e ignorancia de todo lo que hacemos , el corazón nuestro dejó de latir en el ahora. Vivir rápido morir lentamente, caminar con prisa, soñar despacio, ..
El sapo ha gritado para atraer en el pantano al amor de su vida...pero en esa vida que nos relatamos dejamos de estar nosotros y nosotras porque nunca sucedió aquello que nos contamos una y otra vez. Somos todo lo que no sucede, incluido un cuerpo lleno de prejuicios , de máculas, de heridas y pasado. ¿Y si nada fuera verdad?
El tiempo nos mata, nos detiene , así la soledad nos convierte en cómplices de nuestra isla . La verdad es sinónimo de muerte, de final, de adiós, Nos vamos porque no soportamos la verdad. Vivir es estar solos con nosotros mismos y sin nadie más.
Pensar lo contrario es pecar de soberbia . Si el cuerpo nos permite escribirnos los gestos nos delatan, nos dibujan, nos sinceran a pesar de las bellas palabras que dijimos, de los versos más tristes que en una noche podamos decir. La carne no es la voz que da a la palabra sentido. La soledad es ausencia de mundo , de una permanencia propia de alguien que pensamos o creemos ser. No hay hogar para nuestros cuerpos ... Para percibir el mundo tal como es hemos de olvidarnos de ese cuerpo que somos , hemos de olvidarnos de casi todo y instalarnos en la soledad misma.
Una soledad desoladora como la de Pessoa , de reglas inexistentes, de cuerpos insanos, de cuerpos vacíos, de cuerpos cosidos, de cuerpos caídos, de cuerpos rasgados, de cuerpos sin almacén, de cuerpos sin más.
¿Podemos pensar con el cuerpo , sentir con el pensamiento ? "El mundo es un cuerpo mudo a la espera de sentidos y verdades.." dice el autor . Sin embargo mudo , ajeno, distante, alejado, indiferente, nada es del cuerpo, nada es nuestro realmente..
El caleidoscopio de la soledad nos lanza al abismo mismo, en la encrucijada de los caminos dudamos de todo aquello que fuimos, somos o pretendemos creer ser. El personaje de Maga de J.Cortazar en "Rayuela" dibuja la mirada inocente de la edad de la luz donde nos salvamos de todo absolutamente. Sin embargo hay está el jeroglífico de nuestro ser, de nuestros cuerpos, de nuestros silencios, de las soledades que nos cobijan cada mañana al despertar, cada atardecer al cerrar los ojos, cada recuerdo borrado, cada despedida ..
No nos podemos salvar de nuestro cuerpo , ni tampoco de la soledad que nos da cobijo, nos abraza entre sábanas de madrugada , ..una soledad que nos esboza el retrato que creemos hacer de nuestras vidas, de nuestras existencias.
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