Noam Chonmsky tiene un libro titulado " Como nos venden la moto". El libro de hace años planteaba la relación comunicativa como un ejercicio para vender y generar deseos de comprar ideas, espacios, mercancías, productos, ... Esta sociedad del consumo cada vez produce más fenómenos como el Blackfriday , el día de Sant Valentín, el día de las rebajas, el día de la venta de navidad, el día de la venta de ...
Cuando llegan estos días la campaña publicitaria utiliza todo su marqueting para dirigirnos hacía los imputs que los hemisferios del cerebro den la respuesta correcta . El neuromarqueting cada vez domina más y mejor este tipo de imputs eléctricos que damos como respuestas .
La campaña de estas navidades no es diferente , vuelve de nuevo a tocar la fibra sensible con anuncios como
Sin embargo muchos de los modelos presentados en su análisis sorprenden precisamente por presentar una realidad ficticia , una realidad convertida en un fenómeno "envoltorio" . Regalar precisamente no es un producto de consumo exclusivamente en estos tiempos que existe el paro, existe la pobreza endémica, existe la miseria de los miles de refugiados...
Hace días en el lugar de trabajo realizamos una reunión para mejorar las condiciones en los espacios comunes como pasillos, wc, jardines, etc . En la asamblea se discutía sobre que mecanismo utilizar para que la gente pudiera entender que eso común es algo que pertenece a todas y cada una de las personas. Sin embargo se veía la dificultad de que los mensajes o slogans fueran aceptados y comprendidos por todas puesto que la mayoría de veces se hace caso omiso. Alguien entonces dijo algo que me pareció interesante ; realizar una campaña publicitaria en forma de spot televisado con una música pegadiza y una máxima fácil de recordar y tararear.
La publicidad consigue este tipo de fórmulas que se repiten una y otra vez y se convierten en una imitación perfecta para la vida. Por eso una piensa que puede que la realidad sea una gran campaña de publicidad para creernos las ideas que nos dictan, los productos que nos compramos , las mercancías que nos creemos, .. Sin embargo en esos espacios comunes como grandes almacenes, calles comerciales, paseos y avenidas , jardines y museos parece que lo común anda separado en miles de individuos que circulan , compran sin ningún objetivo más que seguir las campañas y los deseos que ha producido la publicidad. Esa imitación a la vida publicitaria no ese la vida ni común ni pública entendida como algo que compartimos.
En las últimas campañas esa deriva a una simulada realidad bonita y emocionalmente dispuesta dispara a las mentes consumidoras de falsa realidad . Ikea es una de las grandes expertas en eso con sus campañas pensadas para el momento la forma de gobierno , la familia ideal, la independencia del ciudadano que cree sentirse libre, ..
El tiempo de consumir publicidad no es el tiempo de vida , es el tiempo de la imitación , de la reproducción, de la emoción convertida en fenómeno mediático dirigido a mirarse más el propio ombligo y olvidarse de este mundo injusto. La vida es trabajo cada vez más , es explotación , es deterioro de las condiciones de las clases sociales más bajas, es pensamiento único , pensamiento acrítico, de sumisas y sirvientas, de indiferencia, de reproducción de un tiempo que ha dejado de ser nuestro.
La publicidad cada vez más se ha convertido en la clave del sistema económico para utilizar estrategias que respondan a los imputs esperados por este sistema social. Modelos de amor romántico, modelos de rebeldía convertida en la docilidad del consumo, ..
Claro está que esa respuesta a un dirigismo social menos evidente y una aparente libertad individual permite cada vez más fórmulas publicitarias diseñadas para convertir el consumidor en un autómata que responde a impulsos eléctricos cerebrales.
La defensa de la idea de familia en tiempos que esta cada vez más cuestionándose, la defensa de una comunicación más allá de las nuevas tecnologías que promueven aplicaciones para no encontrarse en los espacios públicos , como tren, metro, autobús, ... , la defensa de un consumo dirigido bajo la buena apariencia de buena obra social para promover los buenos sentimientos resulta más obscena que nunca. Precisamente porque convierte la realidad en un producto , en su producto de consumo , en una forma de seducción y persuasión dirigista y definida para convertir al ciudadano en consumidor de productos sea en forma de píldoras emocionales, de positivismo superficial, de ondas eléctricas que respondan al criterio del mercado.
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