Una de las cuestiones tratadas por Michel Foucault es el concepto de estética de la existencia. Se trataría de entendernos como seres que nos escribimos para crear un relato sobre nuestras verdades.
Foucault dialoga toda su vida con el poder. Eso significa que entiende que establecemos relaciones entre nosotras y la realidad en base a como somos capaces de autogobernarnos o gobernarnos en relación a las otras. En esta línea estará su concpeto de biopolitica, las formas de subjetivización que atraviesan los procesos de racionalización personales y sociales .
La propuesta girará en torno a los hypomnémata , o sea , diarios , cuadernos de notas individuales parar registrar lo que se piensa, se habla, se siente, se escucha, .. así se ayuda a la relacion con el cuidado de una misma y su contexto de subjetivización y objetivización de su yo. Proponemos en este sentido este ejercicio como práctica del cuidado de si misma, como una poesis aristotélica que nos establece cierta mirada con lo que escribimos en relación a estos conceptos mismos.
Esa memoria personal como M. Montaigne, o M.Proust, o J.Joyce hacen cuando toman en sus narratividades esa escritura del yo en relacion con la categoria de verdad misma. ¿Quienes somos nosotras ?
Por eso en la estética de la existencia se plantea la categoria misma de ética y no de moralidad -que seria algo construido y convertido en una amalgama de valoraciones prescriptivas - sinó como una relación misma entre poder y verdad. La ética adquiere porque lo incluye el carácter de política de la resistencia. Se trata de contarse una misma como si en su práctica del decirse se desprendiera de todo aquello que a una la somete a la tiranía de su ego personal, de su yo egóico, de su autocensura permanente. En esa ética entendida , así ,como una política de la resistencia nos convertimos en valientes autoadversarios de lo que somos, pensamos, decimos y valoramos.
Por consiguiente en la estética de la existencia la ética obtiene un compromiso de verdad con ese ejercicio político de vivirnos y convivirnos.
Hace poco en un espacio colectivo advertíamos de la diferencia entre una vida consentida y a veces convertida en banalidad misma y un convivencia dentro de ella , que obliga a disentirnos y divergernos de las demás y de nosotras mismas como causantes de la conflictividad permanente. ¿Acaso no estamos en permanente conflicto con eso que nos define a nosotras mismas y que nos imposibilita a veces superarnos ?
Así en la Grecia clásica del VII y VI se separa el poder del saber y por eso existe esa necesidad de entender la política no como una forma de retórica y oratoria más frente a la plebe y al demos , sinó como una dialéctica que incide frente a una misma y obliga a cierta parresia de lo que una ha decido ser , hacer, decir, pensar y actuar. La ética se convierte así en acción misma, en política de la verdad , en origen y momento frente a la capacidad de comprometerse con lo que una és. No hay política sin ética, ni ética sin politica , por consiguiente lo que podría entenderse como antinómico se converte en la causa y el punto inicial único y posible para contarse sobre como quiere y debe gobernarse . Eso es el ejercicio de una política que nos mantiene en relación con nuestra propia verdad .
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