En eso el tiempo constituye un modo determinante. Nadie se reconoce sino desde el momento que se le presenta. Por eso , a veces, hay un otro o otra que no se le reconoce.
Para desarrollar esta tesis plantearé como Ricoeur hace un recorrido literario desarrollado en diversos autores. En el reconocer hay un previo conocer del yo y del otro. Cuando el conocer es consciente existe la posibilidad de encuentro , sea con uno o sea con el otro
Sin reciprocidad no existe posibilidad de conocer ni de reconocer al otro. En el conocer hay una identificación con la verdad o falsedad del otro. ¿Acaso me mientes o eres sincero conmigo?
Pero en el reconocimiento hay un yo, ¿No me reconozco ? o hay un otro ¿No te reconozco? En ambos casos la situación sitúa la cuestión en la representación que uno se hace del objeto o del sujeto. Si uno cuando empieza una relación con el otro fuera capaz de decirle : "Me gustaría que no me conocieras nunca " puede que esa relación durara para siempre , pero eso nunca resulta precisamente así . Aprendemos rápidamente a identificarnos con el otro y a tenerlo presente , por eso lo perdemos tantas veces por el camino.
Sin embargo a menudo nos sucede que cuando lo hemos conocido o nos parece haberlo conocido entonces se nos aparece en la lejanía del tiempo como alguien desconocido. En ese reconocimiento del otro precisamente el otro ha desaparecido. ¿Por qué eso resulta así ?
Si volvemos al ejemplo anterior , para reconocer al otro, tengo que haberlo conocido pero para no reconocerlo , puedo haberlo conocido también con anterioridad y ahora resultar que se me aparece como un desconocido. ¿Cómo se produce eso si lo conocía ?
Proust habla del tiempo. Creo que podría estar la clave en este. ¿Qué es sino el tiempo sino aquello que nos aguanta frente a nosotros mismos y frente a los demás? En la distancia con el otro el tiempo se ha disuelto , se ha difuminado , ha dejado de ser el mismo tiempo compartido, pensado, vivido. Sin ese no hay otro posible que reconocer.
Es así como hoy en la inmediatez del mundo , en esa instantaniedad del instante se está perdiendo ese reconocimiento de los otros y de los demás. Y como hemos dicho al principio cae una identidad que sostiene la realidad y el yo.
El último libro de Byung-Chul Han "la expulsión de lo distinto" se plantea el infierno de lo igual , de la perdida de la identidad como tal.
Este autor precisamente presenta la película "Anomalisa" como una explicación a ese fenómeno de lo similar , lo igual. La oferta global del mundo limita y condiciona al diferente porque lo somete a las normas del mercado social. Sin estar en el espacio y tiempo digital , que con el geolocalizador nos ubica , no existimos, no somos visibles.
Por eso el otro ha dejado de existir como tal.La red social como espacio de ubicación precisamente deshace al otro y lo convierte en virtualidad , en distancia alejada, en igualdad total y sometida a lo mismo que el otro. Eso mismo que parece igualar disuelve la posibilidad de reconocimiento de los demás.
Estar visible es dejar de existir . Es dejar de poder ser conocido y pasar a ser un desconocido.
En esa identificación con algo o alguien sin embargo existe una problemática concreta. Ese conocimiento nos hace aumentar el encuentro con el otro y la identificación con su persona o sucede todo lo contrario más bien. Diferente es que exista la necesidad de reciprocidad en ese ir y venir frente al otro para no convertirlo en un objeto o una mercancía.
Ricoeur habla de un verbo activo , o sea, para reconocer hay que adoptar una actitud dinámica y activa.
Si uno se encuentra con otro en un camino ¿lo conocerá ? Si uno se aleja del camino donde encontró al otro ¿lo reconocerá algún día?
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