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miércoles, 8 de marzo de 2017

LA TIRANIA DE LA IGUALDAD Y LA EXCLUSIÓN DE LA DIFERENCIA





Byung-Chul Han , en una de sus últimas publicaciones habla de "la expulsión de lo distinto". La tesis que mantiene no parece tan evidente : estamos ante una cierta tiranía de lo igual, de cierta homogenización de la población.

Para defender esta tesis hay que empezar como este pensador hace por desmontar la idea del otro.¿Quién es el otro hoy? 

Hay una invisibilidad del otro como individuo , todo lo contrario a la individualidad de la espècie. La disidencia debe más que nunca desaparecer , dejar de utilizar los mismos caminos de la población. 
Un ejemplo sería un consumo irreflexivo, permisivo, afirmativo, positivo del narcicismo que nos devora. El autor considera este tipo de patologia como un sintoma de depresión (nos autoinflingimos a nosotros mismos daño). Esa forma de agresión busca el rendimiento constante, permanente, asfixiante que obliga a un ser cansado y autoexplotado como este mismo autor sostiene en "La sociedad del cansancio". 
En este sentido el otro ejerce una violencia contra nosotros. Un ejemplo de esto lo encontramos en el cine de Michael Haneker en películas como "Funny Games" o en el cine de Ulrich Seidl en películas como "En el sotano" o "Import/Export". Hablamos de una violencia que no se convierte en espectáculo pero resulta mucho más agresiva y contundente que la visible. 

Sin que exista la posibilidad de lo diferente se genera todavía más una dialéctica de la violencia mayor como sostiene el autor. ¿Como sucede eso ? 
La sobreabundancia de datos, de información , de películas, de música, de libros , de ebooks, acaba induciendo al individuo al estado de coma. Se pierde la consciencia del tiempo , del mundo, de la realidad y de uno mismo. Las series serian un ejemplo en este sentido. 

Lo no común, lo diferente entra pués en contradicción con el sistema y lo infecta como algo o alguien que lucha contra la positividad. Un exceso de lo igual se adhiere al sistema y se expande en lo igual. Esa idea acaba provocando una masa amorfa, desdibujada de población, que deja de tener oposición alguna. Frente a ese igual no hay experiencia ninguna , todo se repite, todo rastro no deja huella. 

El profesor Rafael Robles al que leo algunas veces interpreta a Han de manera interesante , poniendo en evidencia como el juego lingüístico de los conceptos duales genera un baile a veces confuso hacia cierta metafísica vacía. 

Cita : 

Han observa —como un paranoico— giros hegelianos por doquier. Así asevera que el terrorista en realidad es el resistente (Lo que mueve a los hombres al terrorismo no es lo religioso en sí, sino más bien la resistencia del singular frente al violento poder de lo global, p. 24) o, peor aún, afirma que el terrorista no es más que un adolescente automutilado (¿Podría ser que los terroristas compartieran el mismo cuadro psíquico de los adolescentes que se autolesionan, es decir, que dirigen su lesión contra sí mismos? (p. 45). Con afirmaciones así —que envalentonarán a algunos desdichados— a buen seguro que los servicios de inteligencia de medio planeta controlan las cuentas de Han, no vaya a emocionarse con su lectura un yihadista en ciernes y haya que dar un susto al filósofo para proteger al Estado o al stablishment.

Su obsesión por los giros dialécticos produce en el lector una sensación de desrealización, de liquidez, de blandura, de caminar por aguas pantanosas y, a veces, sensación de agonía mientras es succionado por las pantanosas arenas movedizas hanianasel que quiere ser distinto es una oveja más(Hoy todo el mundo quiere ser distinto a los demás. Pero en esta voluntad de ser distinto prosigue lo igual, p. 38); el enemigo es el amigo (El enemigo es, aunque de forma imaginaria, un proveedor de identidad, p. 27); la vida es la muerte (Cuando se niega la muerte en aras de la vida, la vida misma se trueca en algo destructivo. Se vuelve autodestructiva, p. 51); la riqueza es pobreza(Tanto más se empobrece el trabajador cuanta mayor riqueza produce (63); la explotación es libertad (la explotación ya no se produce como alienación y desrealización de sí mismo, sino como libertad, como autorrealización y autooptimización (64).  Y así todo.


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