Cada mañana las dos hermanas sexagenarias una detras de otra se pasean con esas viejas batas estampadas alrededor de la manzana de casas. Avanzan con la mirada perdida como si el mundo no fuese con ellas. Una detras de otra en diagonal y dispuestas anarquicamente como si no fueran juntas y no fuesen hermanas. Se parecen pero giran y giran una vuelta,otra paseando por la calle. No se hablan. Sólo caminan como si se tratara de un ritual diario que les abduce a seguir las normas establecidas. Y en esa misma manzana un hombre solitario que duerme en la calle desde hace más de un año rodeado de enseres y acumulando gran cantidad de basura ofrece con gesto amable el periodico que cada día le regalan. No tienen nombre sólo tiene su basura recogida en maletas , en arcones, en sillas ortopèdicas, en carritos de la compra.. Y habla de el carnicero de Mauthausen , el enigma no resuelto que vuelve a ser noticia. El hombre preocupado por sus pertenencias ha ido desocupando la calle a lo largo y lo ancho cuando algun vecino o vecina le ha denunciado. Su especial relación con las palomas y las cotorras nada higienica ha hecho intervenir en más de una ocasión a la guardia urbana. Y luego está el borracho esporàdico que se tumba en el banco para beber su brick de vino hasta que cae extenuado y se mea en los pantalones. Más tarde cuando la tarde refresca la calle se convierte en un ir y venir de bicicletas que circulan y se escuchan los ladridos de los perros que felices alcanzan el parque que les sirve de refugio de evasión de esos pisos calurosos que los cobijan. Y hay quien habla solo y se escucha a si mismo.... para pensar en la nada. Eso si que es pensar. Y así el verano transcurre entre hermanas paseadoras , mendigos diogenes , ciclistas intrépidos, bacos desenfrenados, adolescentes gritones y hombres que miran por la ventana sin ser observados .
!Qué daria yo por un baño refrescante de espuma con música ¡ Uffff menos mal que es un cuento como la vida.
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