Ni siquiera el nombre fuera propio o no le perteneció . Cuando le quitaron la vida nada de todo lo vivido sirvió para que el anonimato de la memoria puediese hacer más allá del olvido. Caer en este abandono como parte de la historia de quienes ni susurramos a través del lenguaje su importancia con lo que permite hablar de existencia era un hecho. Como lo fué su vida alejada de lo común. El resto de vivir empezando por su nacimiento fué la parte no escogida por él , no lo había pedido y se encontró un día de repente frente a un sindeseo que le llevaba a sólo pensar en lo que si podría decidir : la muerte. La libertad era eso precisamente haber escogido su último momento a diferencia de su primer instante de existencia. Como ciudadano sin rumbo, sin patria, sin apego a nada , sin tantas cosas sólo en la falta de consuelo que le daba la ausencia en el pensamiento en blanco le alcanzaba como algo ligero y humano. La naturaleza humana es imperfecta tanto como el mundo paradójico y absurdo vivía. El hombre con derechos y deberes rompia con el esquema de poder todo tipo de posibilidad , la raza, el género, la cultura, la política, el arte. Todo convertía al mal nacido en un ser despreciable para consigo mismo. Sin estar frente a cualquier anti o un supuesto eso no va conmigo , este se balanceaba noche y día en una red de inapetencias sartrianas donde la contingencia de los momentos convertían la fragilidad de sus experiencias en puro azar y nada más. Sin ser nombrado sin ser voz dictada en los labios de quienes acentuan un tiempo y colocan en sus espacios tantas personas en sus cúpulas recitando sus vidas. ¿Qué vale una vida para ser vivida? Ese mal nacido le ocupó poco tiempo el estar aquí y a los 13 años dió por finalizado el pacto que había no contraido con un adiós.
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